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Precauciones para personas con patologías respiratorias frente al COVID-19

A pesar de que todavía existen pocos estudios en torno al COVID-19, la experiencia lleva a los especialistas a afirmar que las personas con patologías crónicas previas tienen más riesgo de sufrir complicaciones ante esta pandemia. En este sentido, las enfermedades más débiles ante este virus son las respiratorias, por lo que la protección de estos grupos de riesgo debe ser una prioridad para los expertos en salud pública.

Posiblemente una de las patologías más vulnerables al coronavirus sea la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), que causa una grave limitación en la capacidad respiratoria, manifestándose en forma de tos, ahogo, fatiga y producción de mucosidad. Se trata de una dificultad continua para respirar que produce, además, opresión en el pecho y sensación de agotamiento permanente. “Los enfermos de EPOC son personas que ya pulmonarmente no están en una situación óptima y que, si llegan a padecer algún problema respiratorio, sí que tienen más probabilidad de desarrollar una neumonía que la población general”, afirma el doctor Allan Sam, coordinador del Servicio de Neumología de MD Anderson Cancer Center Madrid – Hospiten.

Otra de las patologías que más preocupa a la población es el asma, pero, si bien se ha visto que algunos asmáticos han requerido más cuidados intensivos que la población general, “un asmático leve no tiene por qué tener más riesgo que una persona sin patología previa. Por el contrario, un asmático grave que necesite mucha medicación sí tiene mayor riesgo”, declara el doctor Sam. Asimismo, los pacientes con cáncer de pulmón o cirugías pulmonares o torácicas previas también deben tener precaución y pueden tener una mayor predisposición a sufrir complicaciones debido a su patología previa.

Pero no existen cifras concretas en cuanto a la relación del COVID-19 con las enfermedades respiratorias, ya que existe un infradiagnóstico de EPOC y de asma en España. Muchos pacientes con COVID-19 que llegan a los hospitales no tienen este diagnóstico. “Los pacientes con hipertensión, con algún tipo de enfermedad cardiovascular o que habían padecido algún infarto o cualquier complicación mayor agrupan el 80% de los fallecimientos, pero no sabemos a ciencia cierta si padecían EPOC o asma por este infradiagnóstico previo”, afirma el doctor.

En cuanto a si un fumador tiene o no peor pronóstico, el doctor Allan Sam advierte que, si son fumadores muy importantes -principalmente mayores de 45 años, que son los que tienen una capacidad pulmonar menor-, son personas que presentan un patrón inflamatorio importante y, por lo tanto, tienen peor pronóstico ante una infección respiratoria, pero no solo el coronavirus.

En cualquier caso, la mejor prevención siempre es, en la medida de lo posible, quedarse en casa y vigilarse para, ante la presencia de síntomas, poder contactar con un profesional médico por vía telefónica. Él será quien decida si los síntomas están relacionados o no con COVID-19 y si la persona debe o no acudir al centro sanitario. Y todo esto sin olvidarnos de la higiene de manos. “Lavarse las manos muy a menudo y cada vez que haya contacto con el exterior es siempre la medida más eficaz”, asegura Sam.

El uso de mascarillas puede dar una falsa sensación de seguridad

Las mascarillas a las que la población suele tener más acceso son las quirúrgicas, pero estas mascarillas tienen un problema: no filtran a nivel del tamaño del virus, por lo que perfectamente podría entrar el virus en ellas si una persona nos tose en la cara. Además, este tipo de mascarillas pierden su efectividad a las 7 horas de uso y solemos utilizar la misma durante varios días. Es cierto que no es lo mismo toser con la mascarilla puesta que sin ella, pero el uso de estas mascarillas nos puede dar una falsa sensación de seguridad.

Esta falsa seguridad nos puede hacer que descuidemos otras medidas de higiene como el lavado de manos, evitar tocarte la cara, el distanciamiento social, etcétera. “Si has estado en contacto con el virus, el efecto de la mascarilla se pierde en el momento en el que la toques para rascarte, por ejemplo, sin haberte lavado las manos correctamente”, advierte el doctor, que continúa diciendo que “utilizar la mascarilla en el coche cuando vamos solos es absurdo, estamos perdiendo horas de efectividad de la misma”.

Sí se ha demostrado que en países donde se utiliza mucho la mascarilla como Japón o Corea del Sur, por ejemplo, hay una tasa menor de contagio de enfermedades respiratorias; pero también son culturas que están socialmente más distantes, no llegan a tener el contacto social que nosotros solemos tener. Por otro lado, también es cierto que hay gente que está contagiada y no lo sabe porque es asintomática. En estos casos, el uso de la mascarilla reduciría la expansión de las microgotas del virus que exhalamos al hablar.  

De entre todas, la mejor medida para prevenir el COVID-19 es lavarse con jabón, mejor que con gel hidroalcohólico, ya que la espuma del jabón rompe las membranas del virus mucho mejor que el alcohol. Si bien es cierto que no siempre tenemos acceso a un lavabo, por lo que utilizar este producto, sin duda, ayuda en esos casos.