El sarcoma retroperitoneal es una enfermedad agresiva y compleja, que implica un enfoque multidisciplinar que puede incluir cirugía, radioterapia y quimioterapia.
Uno de los factores que más influye en el pronóstico y supervivencia es que la primera cirugía se realice de forma adecuada, resecando todo el tumor visible con unos márgenes oncológicos de seguridad. Sin embargo, en algunos tipos tumorales el tratamiento debe complementarse con quimioterapia o radioterapia para optimizar los resultados. Para facilitar la realización de la cirugía y tratar de disminuir la posibilidad de tumor residual, en algunas ocasiones se administra quimioterapia y radioterapia de forma preoperatoria.
Algunos casos de sarcoma pueden tratarse con medicamentos dirigidos que están diseñados para atacar específicamente ciertos aspectos de las células cancerosas.
Es importante destacar que cada caso es único y el tratamiento puede variar según factores como el tipo específico de sarcoma, el tamaño del tumor, la extensión de la enfermedad y la salud general del paciente.
La cirugía es a menudo la principal forma de tratamiento para el sarcoma retroperitoneal. El objetivo es extirpar todo el tumor visible y, en la medida de lo posible, el tejido circundante afectado. En algunos casos, puede ser necesario eliminar órganos cercanos o parte de ellos para garantizar una resección completa. Por ello, es importante que el equipo quirúrgico tenga experiencia en cirugía oncológica y un plan preoperatorio personalizado al tipo de tumor y características del paciente.
- Especialidades quirúrgicas complementarias: Urología, Cirugía vascular, Cirugía Ortopédica Oncológica, Cirugía Plástica y Reparadora.
La localización de estos tumores en el retroperitoneo, lugar donde se asientan órganos como el riñón, vasos importantes como la arteria aorta o la vena cava, hacen imprescindible la colaboración entre diferentes servicios quirúrgicos como son la cirugía Vascular, Urología o Cirugía Ortopédica oncológica, para poder extirpar el tumor en su totalidad. Posteriormente, en algunas ocasiones es necesaria la colaboración del Servicio de Cirugía Plástica y Reparadora, realizando una importante labor de apoyo para reconstruir los defectos causados por las cirugías realizadas por los anteriores equipos.
La quimioterapia implica el uso de medicamentos para destruir las células cancerosas. Aunque el sarcoma retroperitoneal no siempre responde bien a la quimioterapia, puede ser parte del tratamiento, especialmente en casos en los que hay metástasis o cuando el tumor es inoperable.
La radioterapia utiliza rayos de alta energía para destruir o dañar las células cancerosas. Puede administrarse antes de la cirugía para reducir el tamaño del tumor, después de la cirugía para eliminar las células cancerosas remanentes o como tratamiento principal en casos en los que la cirugía no es una opción viable.