Madrid, 31 de marzo de 2025.- Según el último informe de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), el cáncer de colon y recto será, tanto en hombres como en mujeres, el tumor más diagnosticado en España, con una estimación de 44.573 nuevos casos en 2025. Este aumento en la incidencia plantea un reto para los sistemas sanitarios y para la práctica clínica, impulsando la necesidad de técnicas menos invasivas y tratamientos personalizados. En este contexto, MD Anderson Cancer Center Madrid - Hospiten ha consolidado dos avances clave que están transformando el abordaje de esta enfermedad: el protocolo “Watch and Wait” para el cáncer de recto y la cirugía robótica para el colorrectal, técnicas que están mejorando tanto los resultados clínicos como la calidad de vida de los pacientes, marcando un hito en lo que respecta al tratamiento de esta patología.
Protocolo “Watch and Wait”: un cambio radical en el tratamiento del cáncer de recto
Uno de los avances más significativos en el tratamiento del cáncer de recto en los últimos años ha sido la implementación del protocolo “Watch and Wait” (seguimiento y espera). Este innovador enfoque permite evitar la cirugía en pacientes cuyos tumores responden al tratamiento neoadyuvante (radioterapia y quimioterapia previas a la cirugía), considerándose un avance fundamental al evitar una intervención quirúrgica invasiva, y sus efectos secundarios.
El Dr. Óscar Alonso, cirujano del Servicio de Oncología Quirúrgica y experto en Cirugía Robótica en MD Anderson Cancer Center Madrid - Hospiten, destaca cómo esta innovación está transformando la práctica clínica. "El protocolo Watch and Wait nos supone realizar un seguimiento estrecho de los pacientes en los que el tumor ha desaparecido tras el tratamiento inicial, lo que se observa en hasta un 50% de los casos, permitiendo evitar intervenciones quirúrgicas que son extremadamente invasivas y con secuelas graves. Tras este tratamiento, los pacientes son seguidos de cerca para determinar si el tumor vuelve a aparecer lo cual puede ocurrir en un 20% de los pacientes, aproximadamente. No obstante, en el resto de los pacientes, la cirugía no termina siendo necesaria, lo que representa un avance significativo en este campo".
Cabe recalcar que el tratamiento del cáncer de recto ha evolucionado significativamente en las últimas décadas, ya que, durante años, consistía en realizar una cirugía tras quimioterapia y radioterapia, con el objetivo de extirpar el recto con el tumor. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que, en una proporción significativa de pacientes, tratamientos más avanzados con quimioterapia y radioterapia pueden lograr la desaparición del tumor, lo que abre la posibilidad de un seguimiento sin necesidad de cirugía.
De esta manera, según señala el Dr. Óscar Alonso, “este protocolo nace tras observar a un número significativo de pacientes cuyos tumores desaparecieron después de someterse al tratamiento. Por ello, en lugar de proceder con la cirugía, comenzamos a cuestionarnos si, en esos casos, realmente era necesario someter al paciente a una intervención tan invasiva. Los estudios han demostrado que, con un seguimiento riguroso, es posible evitar los riesgos, las complicaciones y las secuelas derivadas de la cirugía, sin comprometer la efectividad del tratamiento”.
Así, el principal beneficio de este protocolo radica en la mejora de la calidad de vida de los pacientes, ofreciendo la oportunidad de reducir el impacto de un procedimiento tan complejo como la cirugía para el cáncer de recto, un área delicada que puede llevar a sufrir secuelas a largo plazo. “La cirugía para el cáncer de recto tradicionalmente conlleva un alto riesgo de efectos secundarios graves, como la necesidad de una colostomía definitiva y problemas funcionales posteriores, como incontinencia y disfunción evacuatoria, o la disfunción sexual. Por ello, evitar la cirugía en estos casos significa preservar la función intestinal y evitar dicha colostomía, lo que tiene un impacto directo en la vida cotidiana de los pacientes, incidiendo positivamente en su bienestar físico e, incluso, emocional, ofreciéndoles la tranquilidad de no tener que enfrentar los efectos secundarios derivados de este tipo de intervención", subraya Alonso.
La inmunoterapia: una esperanza creciente contra el cáncer de recto
“Watch and Wait” está principalmente dirigido a pacientes con tumores localmente avanzados que tienen un riesgo bajo de recurrencia tras la combinación de radioterapia y quimioterapia. Así, esta alternativa clave en el tratamiento del cáncer del recto tiene como fin asegurar que el tumor haya desaparecido completamente o se encuentre en un estado de remisión total, lo que permite observar a los pacientes mediante un seguimiento estrecho sin necesidad de cirugía.
En este contexto, investigaciones recientes sugieren cómo la inmunoterapia, combinada con los tratamientos tradicionales, podría mejorar aún más las tasas de respuesta completa en el cáncer de recto. Los resultados preliminares son muy prometedores, ya que la inmunoterapia ha demostrado, en casos muy seleccionados, un gran potencial para aumentar el número de pacientes que alcanzan una remisión completa, lo que, en muchos casos, les permitiría evitar la cirugía y sus posibles complicaciones. Sin embargo, este tratamiento sólo es efectivo en aquellos pacientes cuyos tumores presentan una característica denominada “inestabilidad de microsatélites”, que son una minoría. A pesar de ello, este enfoque abre nuevas posibilidades en el tratamiento, ampliando las opciones para pacientes que anteriormente se habrían sometido a intervenciones quirúrgicas.
Cirugía robótica: precisión y menos invasión
Aunque el protocolo “Watch and Wait” representa un avance significativo en el tratamiento del cáncer de recto, la cirugía robótica continúa siendo una herramienta fundamental en los casos que requieren intervención quirúrgica y, por ello, MD Anderson Cancer Center Madrid - Hospiten adoptó esta técnica hace cinco años, formando actualmente parte de su actividad diaria y habiendo adquirido amplia experiencia en su utilización para el tratamiento del cáncer colorrectal, permitiéndole ofrecer una mayor precisión que la cirugía laparoscópica, y una actividad menos invasiva en comparación con la cirugía abierta tradicional.
“La cirugía robótica proporciona diversas ventajas que son imprescindibles para la mejora de los resultados quirúrgicos, como la visión tridimensional de alta definición y la versatilidad de movimientos que ofrece. Esta visión avanzada permite al cirujano observar las estructuras anatómicas con un nivel de detalle sin precedentes mientras que sus instrumentos permiten realizar movimientos extremadamente precisos, especialmente en áreas complejas y de difícil acceso, como en el caso de la pelvis", apunta el Dr. Alonso.
Otro de los beneficios más destacados de la cirugía robótica es su impacto positivo en la recuperación postoperatoria. Así, al ser una técnica menos invasiva, que se realiza a través de pequeñas incisiones, contribuye a una reducción significativa del dolor postquirúrgico, así como a un menor riesgo de infecciones y complicaciones en comparación con la cirugía abierta. “De hecho, los últimos estudios muestran que la cirugía robótica puede reducir la necesidad de convertir a cirugía abierta y la estancia hospitalaria con respecto a la cirugía laparoscópica, así como conseguir una resección más completa y precisa de los tumores de recto”, puntualiza el Dr. Alonso.
En resumen, la cirugía robótica, el protocolo “Watch and Wait” y la inmunoterapia en casos muy seleccionados, se están consolidando como avances transformadores en el tratamiento del cáncer colorrectal, al ofrecer soluciones personalizadas y menos invasivas, además de adaptarse mejor a las necesidades específicas de cada paciente. De esta forma, la cirugía robótica, con su mayor precisión y maniobrabilidad, mejora los resultados quirúrgicos y reduce los tiempos de recuperación, mientras que el “Watch and Wait”, al evitar intervenciones quirúrgicas innecesarias, también favorece una mejor calidad de vida.
En este contexto, el Dr. Óscar Alonso considera fundamental adelantar los programas de detección precoz del cáncer colorrectal a los 45 años, lo que permitiría detectar los tumores en estadios más tempranos y, por tanto, aumentar las posibilidades de éxito en el tratamiento.