Elija el filtro solar con sensatez: elija uno que le proteja de los rayos UV-A y UV-B. Los rayos UV-B provocan quemaduras solares, pero los UV-A aumentan además el riesgo de cáncer de piel.
Utilice un FPS 30 como mínimo: la abreviatura FPS significa factor de protección solar. Tenga en cuenta que la protección proporcionada por un FPS no aumenta de forma proporcional al número indicado. Un FPS 30 absorbe cerca del 97% de los rayos solares que causan quemaduras, mientras que un FPS 45 absorbe alrededor del 98%. Ningún filtro solar ni FPS le protegerán completamente del sol.
Aplíquese el filtro solar generosamente: aplíquese unos 30 ml de filtro solar (el tamaño aproximado de una pelota de ping-pong) en todas las partes del cuerpo expuestas al sol. No olvide las orejas, los pies y la parte posterior del cuello. La piel puede tardar hasta 30 minutos en absorber el filtro solar, por lo que deberá aplicárselo unos 30 minutos antes de la exposición.
No olvide repetir la aplicación: cuando esté al aire libre, vuelva a aplicarse el filtro solar cada dos horas, o con mayor frecuencia si se baña o suda. Incluso los filtros solares resistentes al agua pierden su eficacia debido a la humedad, la sudoración, la natación o una aplicación desigual.
Utilice un bálsamo labial: aplíquese un bálsamo labial con un FPS 30 o superior y repita la aplicación cada dos horas.