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Enfermedad Venosa de los miembros inferiores


La enfermedad venosa (EV) de los miembros inferiores es un problema de salud frecuente en nuestro medio, que viene dado por la incompetencia de las venas de las piernas de las extremidades inferiores para asegurar un flujo adecuado anterógrado del retorno venoso.

  1. Teleangiectasias vasculares: venas intradérmicas y subdérmicas de la piel. Entre un 50 y un 66% de la población puede desarrollar este problema a lo largo de su vida.
  2. Venas varicosas: Venas subcutáneas de 3 mm o más. Afectan a un 10-30% de la población.
  3. Insuficiencia venosa crónica: Es un problema que afecta a toda la extremidad inferior por un problema avanzado a nivel de la circulación venosa que genera edemas, cambios cutáneos tróficos o úlceras. Suele existir un reflujo venoso crónico de base. Siendo la más grave del espectro de enfermedad venosa de miembros inferiores, es la menos frecuente: 0,02% - 1%.

Existen una serie de circunstancias que incrementan el riesgo de desarrollar Enfermedad Venosa:

La edad, el sexo femenino, la laxitud ligamentosa, la postura prolongada en bipedestación, la obesidad, el tabaquismo, el sedentarismo, los traumatismos previos en los miembros inferiores, la trombosis venosa profunda o superficial, los shunts arterio-venosos, el embarazo, y los niveles altos y mantenidos de estrógeno.

Una vez establecida la Enfermedad Venosa de los miembros inferiores, el factor que más contribuye a su empeoramiento y que ha de ser tratado es la progresión de la incompetencia valvular de las venas de las extremidades.

Los síntomas habitualmente referidos por los pacientes que padecen esta enfermedad van desde la sensación de picor o sequedad hasta dolor, pesadez, calambres musculares, dureza de la piel, aparición de úlceras…

A la exploración física, suelen observarse venas dilatadas y tortuosas, edemas, úlceras y cambios tróficos de la piel (lipodermatoesclerosis).

La clasificación CEAP nos ayuda a determinar la gravedad de la Enfermedad Venosa:

C0: No enfermedad venosa visible o palpable.
C1: Teleangiectasias y venas reticulares.
C2: Venas varicosas.
C3: Edema.
C4: Pigementación, eczema, lipodermatoesclerosis, atrofia blanca…
C5: Úlcera curada.
C6: Úlcera activa.
A su vez se pueden clasificar en sintomáticas o asintomáticas.

Además de valorar los propios síntomas que refiere el paciente, explorar adecuadamente el miembro inferior en busca de varices, úlceras y cambios tróficos, la exploración con doppler del sistema venoso es de capital importancia.

Destinadas a la mejoría de los síntomas, reducción del edema y tratamiento de la lipodermatoesclerosis y las úlceras. Incluyen medidas generales como la elevación de la pierna durante 30-40 min tres o cuatro veces al día, o el ejercicio diario mediante largos paseos.

Es fundamental una adecuada higiene de la piel y curas de las úlceras para reducir el riesgo de infección con antisépticos, emolientes, etc…

Medidas más complejas pasan por la intauración de medias compresivas,  sistemas de compresión gradual.

Algunos fármacos que pueden contribuir a mejorar los síntomas son:

Aspirina 300 mg /día.
Antibióticos para el tratamiento de las úlceras activas.
La pentoxifilina 800 mg/8h mejora la curación de las úlceras.
La Escina 30 mg/día en pacientes que no se puedan beneficiar de terapias compresivas mejora los síntomas.
La hidroxietilrutosida (Daflon®) también es capaz de mejorar los síntomas
El tratamiento quirúrgico está limitadas a aquellos pacientes con enfermedad venosa con signos o síntomas de enfermedad que no respondan a tratamiento conservador durante más de 3 meses. 

Instaurar una terapia más invasiva dependerá de la respuesta a un tratamiento conservador de al menos, tres meses. En caso de que la mejoría sea nula o insatisfactoria para el paciente, se pueden plantear medidas más invasivas.

Contraindicaciones:

Embarazo.
Trombosis venosa profunda o superficial agudas.
Enfermedad arterial periférica moderada o severa.
Enfermedad sistémica avanzada de mal pronóstico.
Enfermedad articular que interfiera con la normal deambulación.

  1. Ablación química con espumas y soluciones líquidas.
  2. Ablación térmica mediante láser o radiofrecuencia.
  3. Ablación mecánica mediante “stripping” flebectomía.
     

Ablación química.
Introducción de un detergente químico o una solución altamente osmótica para esclerosar la vena.  Las teleangiectasias y las venas pequeñas pueden tratarse con la forma líquida del esclerosante. La forma espumosa se emplea para tratar varicosidades de mayor tamaño, vena safena incompetente o venas perforantes.

Indicaciones:

Teleangiectasias, venas reticulares, venas varicosas superficiales que no respondan de forma adecuada a tratamiento médico durante 3 meses.
Venas perforantes y venas safenas con reflujo documentado (escleroterapia guiada por ultrasonidos).
Formas de preparación de las soluciones:

Líquidas: Ideal para teleangiectansias y varices reticulares (Gold standard);  varices superficiales o perforantes de hasta 5 mm. También para varices residuales después de ablación endovenosas. La terapia láser transdérmica está indicada paravenas de menos diámetro (<0.3 mm) o escleroterapia fallida.
Espuma. A partir de detergentes esclerosantes para venas de diámetro mayor a las teleangiectasias y las venas reticulares.
Procedimiento:
Teleangiectasias y venas reticulares. Punción directa con anestesia local.
Ablación de vena safena (espuma). Punción y canulación de la vena safena en el tercio medio del muslo. Cánula guiada por US hasta el cayado safenofemoral. Liberación de la espuma.
Ablación de perforantes guiada por ultrasonidos.
Reacciones adversas:
Dolor.
Hiperpigmentación.
Hiperemia.
 

Ablación mecánica mediante cirugía.
Indicaciones:

Pacientes con síntomas o signos de Enfermedad Venosa después de un mínimo de tres meses de tratamiento conservador y reflujo documentado mediante doppler.

Contraindicaciones:
Además de las generales, las inherentes a una anestesia general. Está contraindicada así mismo la ablación del sistema superficial cuando este es el sistema de drenaje venoso dominante en cado de trombosis venosa profunda o ausencia congénita del mismo.

Procedimientos:
Inversión de vena safena y extracción (ligadura y aislamiento del cayado de la safena).
Inversión y extracción de vena safena menor.
Flebectomía de varicosidades superficiales (contraindicación para escleroterapia).
Flebectomía potenciada transiluminada.
Ligadura de las perforantes (procedimiento de Linton).