Cirugía
La intervención quirúrgica en la que se extirpa un testículo canceroso se denomina orquiectomía. En la mayoría de los casos, la orquiectomía se realiza durante el diagnóstico del cáncer de testículo. El testículo se extirpa a través de una incisión en la ingle y se analizan muestras de tejido para determinar el estadio del cáncer.
En algunos pacientes, especialmente en aquellos con cánceres no seminomatosos, la cirugía también puede conllevar la extirpación de ganglios linfáticos de la región abdominal. Se lleva a cabo una disección ganglionar retroperitoneal, o DGRP, al mismo tiempo que la orquiectomía, o en una segunda intervención quirúrgica. La DGRP convencional requiere una incisión abdominal amplia y varios días de recuperación en el hospital. Este procedimiento también puede hacerse con laparoscopia, una técnica de cirugía mínimamente invasiva que utiliza incisiones mucho más pequeñas.
Dado que ambas intervenciones quirúrgicas pueden afectar a la fertilidad y que la mayoría de los cánceres de testículo aparecen en varones jóvenes, es importante que los pacientes comenten la posibilidad de conservar semen con su médico. En caso de que el paciente desee tener hijos en algún momento, se recogen espermatozoides antes del tratamiento del cáncer y se congelan para su uso futuro.
En los varones que se muestren incómodos con su aspecto tras la orquiectomía puede implantarse una prótesis en el escroto que proporciona el aspecto y la sensación de un testículo real.
Radioterapia
Los seminomas, que son la forma más común de tumor testicular, son muy sensibles a la radioterapia. De hecho, la dosis de tratamiento equivale a tan solo un tercio de la necesaria para tratar el cáncer de próstata y el ciclo de tratamiento es de tan solo dos semanas.
La radioterapia se aplica después de la intervención de extirpación del testículo (orquiectomía). Cuando el tumor es un seminoma, el oncólogo puede optar por una "actitud expectante" para comprobar si reaparece el cáncer o utilizar radioterapia para tratar los ganglios linfáticos situados a lo largo de la columna vertebral, donde se localiza el 20% de las recidivas. Aun cuando reaparezca el cáncer, sigue siendo muy tratable con radioterapia o quimioterapia en la mayoría de los casos. La radioterapia depara una tasa media de recidivas del 5%. La radioterapia también puede utilizarse tras la quimioterapia cuando persiste el cáncer.
Otros tipos de cáncer de testículo son más resistentes a la radioterapia y se tratan con mayor frecuencia mediante orquiectomía y extirpación de los ganglios linfáticos afectados.
Quimioterapia
La quimioterapia se emplea más a menudo junto con cirugía para extirpar el testículo. En los varones con tumores avanzados que se han diseminado más allá del testículo o que han metastatizado a zonas distantes del cuerpo se administra quimioterapia después de la cirugía para garantizar la destrucción de todas las células cancerosas.