Hay dos formas de entender este término. Por un lado, es un estado que se caracteriza por la incapacidad de absorber o asimilar determinados nutrientes o medicamentos, y de esta forma, la exposición a la sustancia no tolerada puede producir una reacción adversa. Por ejemplo, es frecuente en el caso de pacientes hematológicos trasplantados que se desarrolle una intolerancia a la lactosa, debido al tratamiento farmacológico que reciben. Por otro lado, hay otra forma de intolerancia que es muy frecuente en enfermos oncohematológicos que es la intolerancia a la actividad. Es una falta de energía fisiológica o psicológica para llevar a cabo o para completar las actividades diarias normales, ya que existe una sensación de cansancio o debilidad.