El desequilibrio en las estructuras que configuran el suelo pélvico se puede acompañar de un descenso de los órganos que sostiene y, sobre todo, de una alteración de sus funciones, pudiéndose manifestar como pérdidas de orina, gases o heces, sensación de pesadez o de ocupación en la vagina, y en otras ocasiones, la tensión muscular excesiva puede provocar dolor en periné, dificultad para orinar o defecar, y alteraciones en las relaciones sexuales.
Estos síntomas son más frecuentes de lo que pensamos, como han demostrado diferentes estudios epidemiológicos, dado que los pacientes son reticentes a consultar estos problemas con su médico o personal sanitario.
Aunque los datos son muy variables, la incontinencia urinaria se podría presentar hasta en el 25% de la población, especialmente en las mujeres mayores de 65 años. A su vez, la incontinencia fecal podría afectar a entre el 2,5 y el 5% de la población y a entre el 9 y el 30% de los mayores de 65 años