Madrid, 19 de agosto de 2019.- Actualmente, nadie discute la importancia de la vacunación frente al virus del papiloma humano (VPH) en mujeres, tanto es así que el Sistema Nacional de Salud la incluyó en el calendario vacunal hace ya más de 10 años, en 2007, pero solo para mujeres y alrededor de los 12 años (según Comunidades Autónomas). Sin embargo, los hombres siguen fuera de las recomendaciones del sistema público de salud cuando también pueden contagiarse y contagiar. “Si vacunamos solo a las mujeres la incidencia del cáncer de cuello de útero y lesiones genitales relacionadas con el VPH se va a reducir, pero no en la medida que se produciría si se incluyese también a los varones”, subraya el doctor Javier de Santiago, jefe del Servicio de Ginecología Oncológica de MD Anderson Cancer Center Madrid – Hospiten. En el momento actual algunas comunidades incluyen la vacunación a enfermos HIV y homosexuales. El virus HPV se asocia con otros tipos de cáncer distintos al de cuello de útero, como son el de ano y pene, y un porcentaje importante de tumores de cabeza y cuello.
Se trata de un aspecto especialmente delicado porque el cáncer de cuello de útero es estrictamente una enfermedad de transmisión sexual (ETS) que no tiene su origen ni en la genética ni en los antecedentes familiares, por lo que realmente podría disminuirse drásticamente su incidencia llevando a cabo una política de prevención que cubriera a todos los grupos de riesgo de la población.
Además, una prevención efectiva del VPH no solo en mujeres, sino también en hombres, ayudaría a reducir la incidencia de cáncer de pene, cáncer de ano, cáncer orofaríngeo, cáncer de vagina y condilomas (verrugas genitales). Todas estas patologías están directamente relacionadas con la infección por este virus a las que “no se les está dando la importancia que tienen”, afirma este experto. De hecho, “junto a las lesiones precancerosas, son precisamente los condilomas las lesiones más comunes en España y las que más repercuten en el gasto sanitario”, asegura.
Otra cuestión a tener en cuenta es que, si bien el problema en parejas heterosexuales es que la infección por VPH se convierte en un círculo vicioso porque una mujer con una lesión contagia a un hombre que, a su vez, contagia de nuevo a una mujer, la situación de las parejas homosexuales de hombres es todavía más complicada, ya que aquí no existe prevención primaria con vacunas.
Asimismo, otro de los problemas del sexo masculino es el diagnóstico. Mientras que las mujeres se realizan cribados periódicos de su salud genital (citologías y test de VPH), los varones no acuden al urólogo a realizarse revisiones periódicas y, además, el diagnóstico de la infección por VPH en hombres es más complicado, ya que no existen pruebas específicas, sino que la revisión se limita a observar y detectar la presencia o no de verrugas o lesiones en el aparato genital.
Una vez se diagnostica una infección por VPH en un hombre, la recomendación es la misma que en una mujer: la vigilancia de sí mismo y de su pareja y la utilización del preservativo. “Este método anticonceptivo, bien usado, sí es capaz de prevenir el VPH”, enfatiza el doctor De Santiago, que destaca que la creencia de que realmente no es un método eficaz viene del mal uso que se hace del mismo. “Es muy importante usarlo en todas las relaciones sexuales y desde antes de la penetración para asegurarnos de su eficacia para prevenir esta infección”, especifica.
Más del 80% de las mujeres ha tenido contacto con el VPH
“Prácticamente toda la población femenina, más del 80%, ha tenido contacto con el VPH alguna vez”, asegura el doctor De Santiago, que señala que lo importante no es tanto haber tenido un contacto con este virus, sino cómo y durante cuánto tiempo se ha establecido este contacto. “La probabilidad de desarrollar un cáncer de cuello de útero por contacto una única vez con el VPH es inferior al 1% y, en caso de que existiera contagio, lo más probable es que el virus termine siendo eliminado”, apunta este especialista, que continúa explicando que, incluso aunque el virus permaneciera en el organismo, la posibilidad de que terminara provocando una lesión sigue siendo poco probable.
La clave para evaluar el riesgo en estos casos es el tipo de virus con el que se ha tenido contacto, el número de contactos con ese virus y el número de parejas sexuales que se ha tenido. Además, sobre este último punto y el estigma relacionado con la promiscuidad que todavía existe entre la población, el doctor De Santiago señala la mayor probabilidad de contagio con el virus en caso de mantener relaciones periódicas con una pareja estable portadora del VPH. De hecho, en estos casos, el doctor recomienda siempre el uso de preservativo para no provocar ese efecto de “círculo vicioso”.
En cuanto a la vacunación, si bien lo ideal es hacerlo antes de mantener la primera relación sexual, la recomendación en ficha técnica llega hasta los 45 años. Si bien existen 150 serotipos distintos del virus, las vacunas comercializadas hasta el momento no cubren más de nueve serotipos. En el periodo de contacto más frecuente con el virus, entre los 18-25 años, no todas las mujeres tienen contacto con todos los serotipos, por lo que la vacuna aún podría tener utilidad en edades más avanzadas. Una proporción significativa de mujeres mayores de 25 años se infecta por VPH 16 y 18. Si tenemos en cuenta que la posibilidad de persistencia viral aumenta con la edad y esto incrementa el riesgo de lesiones debemos considerar la vacunación en mujeres de mayor edad. Sabemos además que la inmunidad natural en ocasiones no es capaz de evitar la reinfección lo que hace más recomendable su utilización. Por este motivo, en la mayoría de las ocasiones en las que una mujer sufre un contagio por VPH la recomendación inicial es la vacunación.
Sobre la primera revisión ginecológica, el doctor de Santiago sitúa la edad ideal en los 25 años. “Hacer una prueba de detección del VPH antes de los 25 años no es útil porque lo más probable es que salga positiva en la mayor parte de los casos debido a la alta exposición del virus, pero, también en la mayor parte de los casos, el sistema inmune lo eliminará y creará anticuerpos para evitar la infección en próximos contactos, lo que se llama proceso de inmunización”.