La autoexploración mamaria, aunque puede adelantar el diagnóstico de algunos casos, no ha demostrado ser capaz de aumentar las tasas de curación a largo plazo en el contexto de protocolos de investigación. Aún más, existe la preocupación de que fomentar la autoexploración pueda perjudicar la cumplimentación de las mamografías de diagnóstico precoz al proporcionar una sensación de falsa seguridad. Aunque esta última suposición tampoco se ha demostrado que suceda en la realidad, lo cierto es que la autoexploración mamaria ha desaparecido de muchas recomendaciones en el ámbito sanitario.
Sin embargo, los resultados de estudios epidemiológicos y de intervención no siempre reproducen fielmente las condiciones de la vida real. En particular, durante la última década se ha comprobado un acusado aumento de los casos de cáncer de mama en mujeres por debajo de los 40 ó 50 años, siendo este uno de los más relacionados con la herencia. Ese grupo de edad queda fuera de los programas de diagnóstico precoz con mamografías periódicas. Aunque lo deseable sería que esas mujeres fueran exploradas anualmente por sus ginecólogos mediante una técnica adecuada, lo cierto es que una gran parte de las revisiones ginecológicas rutinarias consisten tan solo en la realización de un frotis cervical, sin exploración mamaria alguna. Por otro lado, cualquier oncólogo reconocerá que no son tampoco excepcionales los caso de cáncer de mama diagnosticados porque la mujer se ha notado un bulto aparecido entre una mamografía y la siguiente.
Es en este contexto en el que mi opinión personal resulta favorable a seguir educando a las mujeres en la opción de la autoexploración mamaria, insistiendo de la manera más enfática en que la autoexploración no debe, sino todo lo contrario, ser motivo de faltar a los controles ginecológicos anuales ni a las mamografías periódicas.
Bajo mi punto de vista, aunque la autoexploración mamaria en los estudios epidemiológicos no haya demostrado que la autoexploración mamaria mejore las cifras de supervivencia al tumor, tampoco existe evidencia de que sea perjudicial y puede ser beneficiosa en el contexto de la práctica clínica cotidiana adelantando el diagnóstico de tumores en mujeres jóvenes y entre mamografías.
Dr. Ricardo Cubedo, responsable de Cáncer Hereditario de MD Anderson Madrid – Hospiten