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Madrid, 29 de marzo de 2021.- El colapso hospitalario debido a la pandemia y el miedo de la población a un posible contagio al acceder al sistema sanitario “ha retrasado la realización de colonoscopias de seguimiento en población de alto riesgo y la valoración de pacientes que presentaban síntomas relacionados con un posterior diagnóstico de cáncer colorrectal”, sostiene el doctor José Ignacio Martín Valadés, responsable de la Unidad Multidisciplinar de Tumores Digestivos de MD Anderson Cancer Center Madrid – Hospiten.

“Esto último ha hecho que actualmente estemos viendo pacientes no sólo con tumores más avanzados y por lo tanto con peor pronóstico, sino con complicaciones derivadas de ellos, como obstrucciones intestinales, requiriendo intervenciones urgentes que en ocasiones condicionan una peor calidad de vida en los pacientes”, explica el especialista. De hecho, “en un estudio recientemente publicado en The Lancet. Gastroenterology & Hepatology1 sobre el impacto de la pandemia en el manejo del cáncer colorrectal en Inglaterra durante la primera ola, se observó un aumento de un 56% en la necesidad de realizar colostomías, respecto al mismo periodo del año anterior”.

Según una investigación realizada por investigadores de la Universidad de Bolonia presentada a finales de 2020, el impacto del retraso de entre 7 y 12 meses en las pruebas para el diagnóstico de cáncer de colorrectal se traduce en un 3% de aumento de la tasa de mortalidad, y para aquellos de más de 12 meses, en un 7%.

De acuerdo con la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se estima que en 2021 se diagnosticarán 43.581 nuevos casos de cáncer colorrectal, lo que le sitúa como el tumor más frecuentemente diagnosticado en España (considerando ambos sexos). Sin embargo, esta estimación no tiene en cuenta el posible efecto de la pandemia por SARS-CoV2, por lo que la realidad pudiera ser ligeramente distinta.

Los programas de cribado de cáncer colorrectal se han visto afectados en todo el mundo a causa de la pandemia, por lo que “muy probablemente, el número de cánceres colorrectales diagnosticados durante 2020 haya sido menor” de los reales. Esta paralización de los programas de cribado supone una menor probabilidad de diagnosticar lesiones premalignas o cánceres colorrectales en estadios muy precoces, en los que los tratamientos son más sencillos y las tasas de curación alcanzan el 90%”.

Medidas para hacer frente al incremento de casos no detectados y no tratados

Por todo ello, estima el Dr. Martín-Valadés, son necesarias medidas para hacer frente al incremento de casos no detectados y no tratados de cáncer colorrectal. “Ahora más que nunca es importante que la población general a partir de los 50 años se realice la prueba de cribado (test de sangre oculta en heces) establecida para la detección precoz del cáncer colorrectal”, sostiene. “Se trata de una prueba sencilla, que aumenta la posibilidad de diagnosticar lesiones premalignas o cáncer colorrectal en estadios precoces, evitando 1 de cada 3 fallecimientos a causa de este tumor”, indica.

De igual modo, la población de riesgo (como pueden ser pacientes con pólipos previos que requieran seguimiento endoscópico, o con enfermedad inflamatoria intestinal, o con síndromes familiares asociados a cáncer de colon) se debe seguir realizando sus colonoscopias de revisión previstas.

Por supuesto, las personas deben consultar al médico en el caso de síntomas como presencia de sangre en heces, cambios en el ritmo intestinal, sensación de evacuación intestinal incompleta, dolor abdominal persistente, pérdida de apetito y peso sin causa aparente, cansancio/anemia.

“En los hospitales disponemos de circuitos de atención y medidas de prevención, que permiten que cualquier procedimiento realizado en ellos se haga con total seguridad”, concluye.