Buscar

Noticias

Buscar en Todos Título Contenido

Madrid, 9 de junio de 2025. – Según datos pertenecientes a la Asociación Española Contra el Cáncer, en 2024 se diagnosticaron en España un total de 20.854 casos de cáncer de piel. Una cifra que sitúa a este tumor como uno de los tipos de cáncer más frecuentes en nuestro país y que pone de manifiesto la necesidad de implementar medidas efectivas de concienciación, prevención y detección precoz para reducir su impacto clínico y social.

Aunque existen más de una veintena de tipos de cáncer cutáneo, el carcinoma basocelular (CBC), el carcinoma espinocelular (CEC) y el melanoma concentran la mayoría de los diagnósticos. Así, según explica el Dr. Jacobo Cabañas, responsable de Piel y Melanoma en el Servicio de Oncología quirúrgica de MD Anderson Cancer Center Madrid-Hospiten, “el carcinoma basocelular es el más frecuente y, a su vez, es el menos agresivo, tratándose, en muchos casos, de una enfermedad localizada que puede resolverse eficazmente mediante cirugía. El melanoma, en cambio, aunque es el menos frecuente de los tres, es el más grave debido a su agresividad y su elevado potencial metastásico. Por ello, requiere desde el inicio un enfoque multidisciplinar que garantice un diagnóstico y tratamiento especializados”.

El fototipo, la exposición solar y la edad: principales factores de riesgo

El desarrollo del cáncer de piel está estrechamente ligado a la acumulación de radiación ultravioleta en cada persona y a las características individuales de cada piel. De esta manera, el riesgo a padecer este tumor será mayor en personas con fototipo claro —piel blanca, ojos claros, cabello rubio o pelirrojo— que se queman con facilidad y que apenas se broncean. “La melanina actúa como un fotoprotector natural, por lo que la piel morena, aunque no está exenta de riesgo, presenta una mayor defensa frente al daño solar. Así, las personas con piel clara tendrán una susceptibilidad aumentada a desarrollar lesiones premalignas o malignas si no adoptan medidas adecuadas de fotoprotección”, señala el Dr. Cabañas.

Además, otros factores a tener en cuenta son la edad avanzada, dado que el daño solar es acumulativo y se incrementa con los años, así como los antecedentes familiares de cáncer de piel, la presencia de lunares atípicos, la inmunosupresión (por enfermedades o tratamientos prolongados) o haber padecido este cáncer de forma previa.

“Sin duda, la mayoría de los tumores cutáneos pueden curarse si se detectan a tiempo. Por ello, ante la aparición de una lesión pigmentada nueva o que cambia en forma, tamaño o color, se recomienda consultar cuanto antes con un especialista. No hay que esperar a que una mancha duela, sangre o pique porque, por ejemplo, el melanoma no suele dar síntomas en las fases iniciales”, subraya el Dr. Cabañas.

La detección precoz sigue siendo, por tanto, una herramienta esencial para mejorar el pronóstico y evitar la necesidad de tratamientos más agresivos. Una vez detectada la lesión sospechosa, el diagnóstico se confirma, por lo general, mediante una biopsia. Esta prueba permite determinar el tipo histológico del tumor y establecer el abordaje terapéutico más adecuado según el estadio de la enfermedad y las características específicas de cada paciente.

Tratamientos contra el cáncer de piel: desde la cirugía hasta terapias dirigidas

Por su parte, la cirugía se sitúa como el tratamiento estándar para tratar la mayoría de los cánceres de piel no metastásicos. En los casos localizados, una extirpación completa puede ser curativa, mientras que, en tumores muy superficiales o en pacientes seleccionados, pueden valorarse técnicas como la crioterapia, la terapia fotodinámica o el uso de cremas tópicas inmunomoduladoras.

En el caso del melanoma avanzado, el abordaje ha cambiado radicalmente en la última década. “La irrupción de la inmunoterapia ha supuesto un antes y un después. Hace 15 años, el pronóstico del melanoma metastásico era muy limitado. Hoy, con los anticuerpos inmunomoduladores (como los anti-PD-1 o anti-CTLA-4) y los tratamientos dirigidos en pacientes con mutaciones BRAF, conseguimos respuestas duraderas e, incluso, curaciones en casos que antes eran inabordables. Estos tratamientos se administran en unidades especializadas y requieren un seguimiento estrecho, dada la posible aparición de efectos secundarios inmunológicos”, explica el responsable de la Unidad Multidisciplinar de Piel y Melanoma de MD Anderson Cancer Center Madrid-Hospiten.

No obstante, a pesar de los avances médicos y del incremento de campañas de sensibilización que existen en la actualidad, los expertos advierten de que aún persisten conductas de riesgo entre la población, ya que el uso irregular de cremas fotoprotectoras, la exposición prolongada al sol en las horas centrales del día o el empleo de cabinas de rayos UVA siguen siendo hábitos frecuentes, especialmente en meses estivales.

“El mensaje más importante que debemos transmitir es que protegerse del sol no es una cuestión estética, sino una medida clave para preservar la salud. Aplicarse un fotoprotector adecuado, repetir su aplicación cada dos horas, cubrirse con ropa, evitar la exposición innecesaria y vigilar la piel son hábitos que salvan vidas. Y esta conciencia debe generarse desde edades tempranas, tanto en casa como en las escuelas”, puntualiza el Dr. Cabañas.

De esta forma, la vigilancia activa, tanto por parte del paciente mediante la autoexploración, como a través de controles dermatológicos periódicos, permite identificar lesiones sospechosas en fases iniciales, cuando las opciones terapéuticas son más eficaces y menos invasivas. En este contexto, la combinación de prevención, diagnóstico temprano y un abordaje médico especializado representa la estrategia más efectiva para mejorar el pronóstico del cáncer de piel, cuya incidencia continúa en aumento a nivel global.