El interés por la biología y por el trato con las personas fueron los motivos fundamentales que llevaron al Dr. José María Viéitez a elegir esta profesión. Hace unos meses decidió emprender un nuevo camino profesional como jefe de la Sección de Tumores Digestivos del Servicio de Oncología Médica de MD Anderson Cancer Center Madrid – Hospiten, hospital en el que quiere acabar los proyectos iniciados en Asturias, ciudad en la que ejerció su profesión más de 20 años. Además, entre sus objetivos se encuentra posicionar a MD Anderson Madrid – Hospiten entre los referentes en la investigación clínica y básica y en la docencia.
- ¿Por qué decidió dedicarse a la medicina y concretamente a la oncología?
Me gustaba el trato con las personas. Además, me encantaba la biología y ya, en aquel momento, intuía la repercusión que iba a tener su desarrollo en la medicina. No obstante, con el tiempo he llegado al convencimiento de que te acaba gustando la materia de la que tengas un amplio conocimiento. Creo que las vocaciones ingobernables, monolíticas y monotemáticas solo existen en los personajes excepcionales. Beethoven solo podía ser músico y Einstein físico, pero la mayoría de las personas podemos ser muchas cosas en un espectro amplio de campos.
Lo de la oncología fue más tardío. Me gustaba toda la medicina, pero veía el camino que había tomado la medicina interna y me parecía que yo no encajaba allí. La oncología se parece a la medicina interna en que es muy amplia, pues se ven muchas patologías. Además, tiene un campo de desarrollo terapéutico que va de la mano del incremento de conocimiento que se está consiguiendo con la biología. Los ensayos clínicos estaban comenzando en España y eso me resultaba tremendamente atractivo. Creo que esos fueron los motivos fundamentales.
- ¿Qué ventajas y qué inconvenientes tiene esta profesión?
La medicina es una profesión exigente a la vez que apasionante. Exige una dedicación tremenda para mantenerse actualizado. El caudal de información es tan grande que obliga a una media de al menos dos horas de trabajo intelectual al día. Además al ser tan multidisciplinar te obliga a “asomarte” a las áreas de conocimiento de tus colegas: cirugía radioterapia, radiología y biología.
La aplicación de la investigación básica al paciente me resulta tan atractiva que leo revistas como Nature o Science de vez en cuando. Todo eso te consume un tiempo que es del ocio, de los amigos, de la familia…
No obstante, el que se quiera dedicar a esta profesión puede estar seguro de una cosa, no se va a aburrir. En cualquier caso, esta es una profesión que no se puede realizar sin pasión.
- ¿Qué recuerdos guarda de su época de universidad y especialización?
Fueron tiempos duros. Mucho esfuerzo, mucho sacrificio, muy buenos amigos que han quedado para siempre…Considerábamos imposible poder sacar el examen para poder hacer la especialidad: 25.000 aspirantes para 1.500 plazas. El miedo comenzó a desvanecerse cuando nos presentamos a los exámenes. De hecho, mis compañeros más próximos y yo sacamos ese examen. Además, los que concursamos a otras oposiciones también las sacamos: las noches de esfuerzo habían dado su fruto.
- ¿Tiene alguna manía o hábito antes de operar/afrontar un tratamiento ante un cáncer muy complicado? ¿Y cómo se relaja una vez acabado un caso muy difícil (actividades, deporte, hobbies…)?
Los casos complicados son siempre los más estimulantes, los que más te hacen estudiar. Además, siempre se manejan tras haberlos presentado en sesión clínica donde están radiólogos, cirujanos, radioterapeutas… En ese contexto es raro que no se encuentren soluciones o, al menos, que no veas claro a donde dirigirte.
- ¿Cuál es la experiencia que más le ha marcado, positiva o negativamente, en su carrera profesional?
Creo que lo más interesante fueron mis primeras reuniones con la EORTC, European Organization for Research and Treatment of Cancer (Organización Europea para la Investigación y el Tratamiento del Cáncer) y las que después tuve con los investigadores básicos en Buffalo (EEUU). Desde entonces, he intentado entrar de lleno en la investigación básica aplicada, tarea complicada en un país con una estructura como la española.
- ¿Qué supone para usted estar en un hospital como MD Anderson Cancer Center Madrid – Hospiten, dedicado casi exclusivamente al cáncer?
Es un reto muy atractivo que me llega en un punto crucial de mi carrera: decidir si continuar haciendo de forma indefinida lo mismo hasta mi jubilación, o emprender un camino nuevo que mantenga la ilusión 15 años más. Decidí esto último, aunque he de reconocer que el precio a nivel personal es alto.
Los centros monográficos del cáncer tienen grandes ventajas. Hay que tener en cuenta que más del 70% de la actividad de un hospital general está asociada al cáncer, pero los recursos tienen que repartirse con los requerimientos de otras patologías, muchas de ellas banales, pero que exigen medios materiales y atenciones. En un centro monográfico, toda la presión asistencial está centrada en el cáncer.
La presencia de investigadores básicos vinculados a la universidad y la de patólogos con relaciones con el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) en nuestro centro es un lujo que hay que aprovechar desde el punto de vista de la asistencia y la investigación.
- ¿Cómo ayuda al paciente que su tratamiento se consensue y se lleve a cabo de forma multidisciplinar, con la unión del conocimiento de los profesionales?
Es esencial. La oncología nunca fue una especialidad monodisciplinar y, en los momentos actuales, menos. Los pacientes deben evaluarse desde un punto de vista global desde el minuto uno. Hacerlo de otra manera puede ir limitando opciones terapéuticas para el futuro, es decir, el planteamiento multidisciplinar es mucho más importante al comienzo de la enfermedad que en fases avanzadas, donde las opciones se van limitando progresivamente.
- ¿Qué proyectos se trae al centro para los próximos años?
Tras más de 20 años en el hospital Universitario Central de Asturias, he conseguido cierto prestigio a nivel de investigación, permitiendo atraer ensayos clínicos a nuestro centro. Acabaré los proyectos básicos iniciados en Asturias desde aquí y, si se confirman los datos iniciales, tendríamos que plantear comenzar fases I con nanopartículas de cerio. MD Anderson Madrid – Hospiten estaría en el primer lugar para la fase clínica de desarrollo.
Hay que posicionar al más alto nivel en la esfera de investigación clínica y básica, así como en la docencia, a MD Anderson Madrid – Hospiten. Estoy acreditado como profesor titular por la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca) y esto ha de emplearse para incentivar nuestro papel docente en la medicina Madrileña.
- Un libro: Por qué fracasan los países.
- Un viaje: Viaje a la Banquisa del Polo Sur, siguiendo los pasos de Shacketon desde Ushuaia.
- Una canción/un grupo de música: “Searching for Sugar Man”, de Sixto Rodríguez. Es un cantante prácticamente desconocido que se convirtió en leyenda en Sudáfrica.
- Una comida: La menestra de verduras de Navarra.
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