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Al mismo tiempo, la administración directamente en el interior del tumor de esta terapia podría reducir los efectos secundarios característicos de la inmunoterapia e incluso retrasar la aparición de resistencias al tratamiento. Como explica el Doctor Enrique Grande, jefe del servicio de Oncología Médica de MD Anderson Cancer Center Madrid – Hospiten, “estos resultados abren la puerta a una manera de tratar los tumores totalmente distinta, intentando aumentar los productos del tumor que son liberados y que son, por tanto, más susceptibles de ser reconocidos por el propio sistema inmune del paciente (neoantígenos) reaccionando contra ellos del mismo modo que se responde contra las bacterias”.

Primeros resultados en fases preclínicas

La revista ‘Science’ ha publicado precisamente en su número de enero dos estudios que demuestran el aumento de eficacia de los fármacos inmunoterápicos en modelos de ratón gracias a la administración previa de virus oncolíticos. Concretamente, un artículo elaborado por científicos canadienses ha demostrado que inyectar estos virus en el tumor primario de mama triple negativo de un modelo de ratón aumenta la eficacia posterior de los fármacos inmunoterápicos administrados por vía intravenosa. Un segundo artículo publicado por autores británicos también en enero en la revista ‘Science’ ha demostrado una hipótesis similar en modelos murinos con tumores cerebrales.

Además de estos dos estudios en cáncer de mama triple negativo y cáncer cerebral, actualmente hay ensayos clínicos en marcha en fases 1 y 2 también en linfoma o cáncer de páncreas e incluso un ensayo en fase 3 en melanoma.

Pero ¿por qué inyectar virus en el interior del tumor puede aumentar la eficacia de los fármacos inmunoterápicos? Como explica el Doctor Grande, “una vez se administran directamente en el interior del tumor virus modificados genéticamente, estos infectan las células tumorales y las destruyen localmente”. Esta destrucción provoca la liberación de los antígenos tumorales y facilita, por tanto, su reconocimiento por parte del sistema inmune. Gracias a la mayor exposición a los antígenos propios del tumor, el sistema inmune será capaz de reconocer las células portadoras de estos antígenos tumorales más fácilmente y, por tanto, será más eficaz en su destrucción.

De esta forma, subraya el Doctor Grande, “se confirma que es posible aumentar la estimulación del sistema inmunitario para lograr una mayor efectividad de los fármacos inmunoterápicos y, además, se logra también una reducción de los efectos adversos”. Y es que precisamente una de las principales ventajas de esta estrategia terapéutica es que “al ser una estimulación más local y específica, se limitan los efectos adversos y toxicidades de la inmunoterapia”, subraya este especialista. Y no solo eso, sino que esta técnica de inoculación selectiva sobre las distintas lesiones metastásicas presentes en el paciente podría también evitar la heterogeneidad tumoral, actualmente la principal vía de resistencia a la inmunoterapia y las terapias dirigidas.

Retos pendientes

Aunque prometedora, el potencial de esta técnica tiene todavía muchas preguntas sin resolver que el Doctor Grande espera que las próximas investigaciones en este ámbito se encarguen de ir dando respuesta. Así, por ejemplo, este especialista señala que “esta terapia sería como una vacuna, lo cual nos hace plantearnos si una dosis será suficiente para sensibilizar el sistema inmune o hará falta revacunar”.

Asimismo, todavía es pronto para saber si será viable la administración de varios inmunoterápicos, radioterapia o quimioterapia en combinación con esta viroterapia, o cuándo será el mejor momento para realizar la  evaluación de la respuesta al tratamiento. Muchas preguntas en el aire frente a una terapia muy prometedora que aspira a cambiar el paradigma del tratamiento de una enfermedad que afectará a dos de cada tres hombres y a una de cada tres mujeres a lo largo de su vida.  

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